sábado, 8 de octubre de 2011

“Desaparezca la filosofía del despojo y habrá desaparecido la filosofía de la guerra“.

Foto portada del folleto de la CTC: “Por primera vez, en las lujosas salas del ostentoso edificio de las Naciones Unidas, desempolvando pelucas y formulismos protocolares, la diplomacia barbuda de la Revolución Cubana sacudió hasta sus cimientos al imperialismo, en su propia madriguera”. Palabras a manera de introducción escritas por la Secretaria de Propaganda de la CTC en su folleto Nº 9, titulado: “Fidel habla en la ONU”, al reproducir el discurso del líder cubano, al cual también se le denominó con gustosa ironía, en aquel entonces: “el discurso de la sardina que mordió al tiburón”.
Por Gustavo de la Torre Morales

A nuestro planeta se le sigue destruyendo a pasos agigantados por el sobre consumo indiscriminado de sus recursos naturales, la acelerada polución por el vertimiento de residuos, el uso de tecnología contaminante y la gradual erosión producida por el inagotable abanico de confrontaciones bélicas en sus diferentes confines.


Solamente un sistema económico, el capitalista, capitaneado por el imperialismo norteamericano, es quien conlleva al desastre con sus cíclicas crisis financieras, remolcando consigo al resto de los países del mundo, transformando la economía real en especulativa, imponiendo un escenario donde el gran capital incentiva con la bolsa a los incautos al juego de la ruleta y sin generar nada material a cambio; pero si creando desempleo, recortes exclusivamente en los beneficios sociales, cada vez más privatizaciones, leyes de recaudación por impuestos que únicamente desfavorece a la gran mayoría menos afortunada y la subordinación económica de gobiernos débiles, la cual obnubila toda expresión de libertad, soberanía e independencia de los pueblos.

Los cantos de sirena son simplemente propaganda para el consumismo, donde los pocos que sostienen el poder económico se libran de contribuir debidamente para el desarrollo social.

De los pecados capitales, el sexto: la avaricia, fue el denominador común para el germen enfermizo de la colonización. La acumulación de riquezas movió al hombre por conquistas de nuevas tierras, con el simple fin de despojar a otros pueblos de sus recursos (en todos los campos) y, también, de someterlos a la explotación. Con el tiempo, el capitalismo salvaje transformó el envoltorio, pero mantuvo la misma esencia; la colonización mutó a nuevas formas de prácticas de dominación y subyugación; apoyando su sistema en el expansionismo económico, a través de las transnacionales, y de la vía militar, aplicando la fuerza y el chantaje político.

Diferentes pueblos de Europa, América, África y Asia han sido dolientes de las consecuencias y resultados de los incentivos extranjeros a las guerras intestinas o las invasiones militares. España, Portugal, Inglaterra, Francia y Holanda extendieron sus tentáculos de dominación colonial; la Alemania hitleriana golpeó con fuerza sobre el resto de Europa siglos después y Estados Unidos, en su paso de desarrollo al imperialismo, se ha impuesto e impone, todavía, ejerciendo dominación con sádica brutalidad.

El gobierno de los Estados Unidos es el que más actos bélicos por invasión ha conllevado a cabo: Cuba, Puerto Rico, , Panamá, Haití, China, Filipinas, Corea, Italia, Grecia, Albania, Viet Nam, Irán, Guyana, Guatemala, Camboya, Medio Oriente, Indonesia, Congo, Brasil, Granada, Afganistán, Irak y tantos otros, siendo algunos de ellos intervenidos en más de una ocasión. Sin contar las dos bombas atómicas lanzadas en Hiroshima y Nagasaki contra la población civil, para sacar a Japón del juego de la Segunda Guerra Mundial. Pero este gobierno no sólo aplica su hegemonía invadiendo, sino que también mueve hilos para procrear convenientes escenarios con gobiernos lacayos, entreguistas, serviles y subordinados, los cuales abran vías propicias para los intereses de las transnacionales norteamericanas. En la mayoría de los casos la presencia de la fuerza militar es pieza clave; aun cuando sea solamente propiciando nuevos mercados donde la industria armamentista cuente con un laboratorio para sus nuevos jugueticos y experimentos.

Ese mecanismo de destrucción procrea la maquinación de conflictos y la gestación de antagonismos (muchas veces prefabricados en oficinas de laboratorios) con un amplio espectro de problemas: étnicos, religiosos, culturales, ideológicos, de pugnas entre países o entidades gubernamentales y sociales. Para la generación de éstos, los pretextos son disímiles: existencias de estados villanos, formaciones de ejes del mal, prácticas o patrocinio del terrorismo, la lucha contra el narcotráfico, surgimiento de posibles amenazas a la integridad de la angelical nación imperial y un larguísimo etc.; pero el verdadero fin es el manejo y posesión de los recursos.

El gobierno de Estados Unidos no es el único promotor de ese terrorífico vandalismo, otras potencias del mal llamado Primer Mundo, como son el caso de España, Italia, Inglaterra, Francia (entre otras), son también agentes activos de la misma política y de eso se tiene como prueba la existente Organización del Tratado Atlántico Norte (OTAN), la cual cuenta en estos momentos, lamentablemente, con carta abierta de la ONU para “liberar” a Libia con lluvias de bombardeos, ametrallamientos con agravantes sobre la población civil e incentivando y apertrechando de la denominada oposición. Un conflicto que día a día va adoptando una configuración propicia, y declarada, para manejar los dividendos del petróleo de ese país; como ocurrió con Irak.

Cuba, desde el inicio de la Revolución, siendo víctima directa de dicha política hostil del imperialismo y sus lacayos, ha denunciado en muchísimas ocasiones la hipocresía conductual del sistema capitalista y los males que sigue generando hoy en día, poniendo en peligro el futuro de la raza humana y de muchas de las especies vivientes en nuestro planeta. Cabe recordar la intervención de Fidel Castro, el 26 de septiembre de 1960, en su condición de Primer Ministro de la República de Cuba, en la sala de la ONU, donde expresó: “Desaparezca la filosofía del despojo y habrá desaparecido la filosofía de la guerra“.

La delegación cubana a esa XV Asamblea General de las Naciones Unidas (integrada por Raúl Roa, Celia Sánchez Manduley, el capitán Emilio Aragonés, el comandante Ramiro Valdés Domínguez, el comandante Juan Almeida Bosque, el Ministro de Economía Regino Boti y presidida por Fidel) puso en claro la posición de Cuba contra toda manifestación de opresión sobre los pueblos del mundo; principalmente, teniendo en cuenta el historial de excusas masculladas hasta el momento para conquistar pueblos y, además, denunció los hechos que estaban sobreviniendo: la política creciente de hostilidades contra la Revolución cubana, el favoritismo a Mobuto y el derrocamiento de Patricio Lumumba en el Congo; como también la complacencia y pasividad de la ONU hacia la persistencia de Francia de mantener el estatus de metrópolis sobre Argelia.

Por lo antes mencionado y en referencia a las pretensiones imperialistas, fraguadas en contubernio con la ONU, de crear una fuerza militar internacional de emergencia, el líder cubano expresó: “… la delegación cubana no está de acuerdo con esa fuerza de emergencia en tanto todos los pueblos del mundo no puedan sentirse seguros de que no son para ponerlas al servicio del colonialismo y del imperialismo, y mucho menos cuando cualquiera de nuestros países, puede ser en cualquier instante víctima del uso de esa fuerza contra el derecho de nuestros pueblos.”

Comparecencia del entonces Primer Ministro de Cuba, Fidel Castro Ruz, en la ONU,
el 26 de septiembre de 1960
Es la misma denuncia expuesta por el gobierno de Cuba contra el crimen que se comete hoy en día sobre Libia y se desea cometer sobre Irán, donde nuevamente la aprobación de la ONU propicia el uso de la fuerza (a través de la OTAN) contra la autodeterminación de los pueblos. Y de esto no podemos obviar las pretensiones manifestadas por la congresista cubanoamericana Ileana Ros-Lehtinen, el 29 de marzo de 2003, en Miami, reclamando que Cuba sea “el próximo Iraq”; la misma congresista que expresó: "Apruebo la posibilidad de ver a alguien asesinar a Fidel Castro", tres años después, desde su oficina, en una entrevista realizada para el documental “638 Ways to Kill Castro”. El gobierno de los Estados Unidos nunca ha incluido a su congresista en ninguna lista de promotores de actos terroristas por tales manifestaciones de incitación al crimen.

En la cita de 1960 de Fidel en la ONU, no sólo se denunció al imperialismo y su descarada simonía; también se alzó la voz para demandarle a la organización internacional la adopción de posiciones justas con los países subdesarrollados y de políticas sin patrocinios al hegemonismo imperialista y colonial de las potencias europeas.

La denuncia tomó como epicentro las desigualdades existentes, provocadas por el sistema colonial y neocolonial latentes; propiciado por la dependencia económica, el despojo de los recursos naturales, la explotación de la fuerza laboral (como mano de obra barata) de los países subdesarrollados y la transacción de capitales hacia los países del llamado “Primer Mundo”.

Traducción: Gasto total federal en el año fiscal de 2010: 3.45 trillones de dólares.
Gastos militares de Estados Unidos: 698 billones de dólares.
Por ciento del presupuesto Federal: 20%
Costo per cápita por ciudadano norteamericano: 2243.25$
Incluye: Armamento y equipamiento militar, búsqueda de armamentos, seguridad nuclear, seguridad informática y varios programas del Departamento de Estado.
“La historia del mundo ha enseñado trágicamente que las carreras armamentistas han conducido siempre a la guerra” dijo Fidel Castro en aquella ocasión, porque esa es la vía principal por la cual el gobierno norteamericano y las potencias del Primer Mundo han conducido a este mundo. Los gastos que se ejecutan en el mundo son trillones de dólares. Los mayores ejecutores son los países capitalistas, encabezados por Estados Unidos, el cual tiene un presupuesto para el 2011 en gastos militares que topa los 698 mil millones de dólares, pero para el 2012 se aumentó a 728 400 millones de dólares.

Sin embargo, la historia se repite una vez más y expone la vigencia de las palabras de Fidel: “… con la quinta parte de lo que el mundo se gasta en armamentos se podría promover un desarrollo para todos los países subdesarrollados…”. Pero a las potencias capitalistas no les interesa una fórmula pacifista, ya que conllevaría a renunciar a sus ambiciones reales, ya dichas por el líder cubano: “¿Quiénes son los interesados en estar armados? Los interesados en estar armados hasta los dientes son los que quieren mantener las colonias, los que quieren mantener sus monopolios, los que quieren conservar en sus manos el petróleo del Medio Oriente, los recursos naturales de América Latina, de Asia, de África; y que, para defenderlos, necesitan la fuerza.”

El imperialismo, apoyado en el séptimo pecado capital, la soberbia, se erige como paladín de única ejemplaridad universal en el cual el resto del planeta debe reorientar sus prácticas de gobernabilidad para alcanzar, lo que el imperialismo llama “democracia”. Pero su paradigma de “perfecto” se basa en una vanidosa política de hostilidades, de chantajes económicos, de coacción política, de amenaza por el uso de la fuerza o, incluso, la promoción de golpes de estados, etc., para propinar los golpes “necesarios” contra actos de autodeterminación e independencia de los pueblos; aunque así viole hasta su propia susodicha democratización.

Palestina, El Sahara, Egipto, Libia, Siria, Irán y demás, son ejemplos de la actual hipocresía imperial; porque hoy en día estos países son de intereses geoestratégicos y económicos para el imperialismo, auto-titulado gendarme universal, y las potencias del Primer Mundo.

“El derecho de los pueblos a liberarse revolucionariamente del coloniaje o de cualquier forma de opresión, fue reconocido por la propia Declaración del 5 de julio de 1775 en Filadelfia y hoy el gobierno de los Estados Unidos propugna el uso de las fuerzas de las Naciones Unidas para evitar cambios revolucionarios.”


Estas palabras dichas por Fidel Castro en la ONU, en 1960, expone la continua respuesta que reciben los ejemplos de Cuba y Venezuela por ambos trazarse caminos alejados de los dictados del imperio.


Cooperativa Obrera de Publicidad: “Fidel habla en la ONU”. Imprenta CTC Revolucionaria, La Habana, 1960.
http://antorchae.blogspot.com/2011/07/1-conferencia-de-la-federacion-de.html. Leer parte: “El imperialismo de hoy. Breve historia de la diplomática política del terror.”

1 comentario:

  1. Gustavo.
    Muy buen comentario, de actualidad excelente. Hace falta seguir desembascarando a los señores imperialista en todas las latitudes y que el mundo se de cada vez más cuenta de cuales son sus verdaderos raseros.
    Éxisatos en tu labor.

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